martes, 30 de abril de 2013

La Belle Verte (1996)


Plass n.n


CAP I : B (leer de arriba hacia abajo, O, leer de abajo hacia arriba; parrafo por parrafo )


Abuela
Mi lugar favorito desde hace tantos años, bajo la sombra de una vid, podía  sentir los aromas y sabores en mi paladar; toda la huerta había dado frutos, tantísimas uvas, todas jugosas y deliciosas para exportar. Mi nieta era la encargada de esa parte en el negocio, lo hacía bien, muy bien a decir verdad, yo ya estaba cansada de esas cosas, así que le deje la administración completa.
Se iba a casar en unos meses, Dilán, así era el nombre del novio; él era un peón que trabajaba con nosotros, motivo por el cual muchos familiares nos brindaron sus hermosos omoplatos con esa decisión.

Ruth
Cursaba el colegio, pedí que me cambiasen a uno más cercano al negocio de la abuela, pero todos los colegios allí eran nacionales, así que accedí, amo este lugar; había hecho tantos amigos, en especial Luciana, mi mejor amiga, la prueba viviente de nuestras fechorías.
Hoy vino a mi casa a copiar parte de una asignatura en la cual se atrasó, pero conversamos tanto que al final no copió nada, y tuvo que ir a sacar copias para hacerlo en su casa.

-    ¡Hey! ¿Acaso no irás mañana al colegio? – Me dijo asustada.
-         Claro que iré, ni que fuera tu para vivir metida en mi cuarte.
-         Estuve con fiebre de 39, ¿Cómo creías que iría? – Replicó mientras comía una paleta de azúcar.
-         Jajajajaja, es solo una broma, ¿Pero porque me dices eso – Le dije
-         Solo lo dije por decir, ajajjajajaja

Caminamos tanto, que sentía ya el nacimiento de unas ampollas en mis pies. Nos fuimos a su casa, y allí estaba su hermano; viví enamorada de él casi toda mi corta vida, motivo por el cual también amaba estar aquí, aunque este lejos de “la ciudad”, pero él apenas y me veía igual que veía a su hermana Luciana.

Pedro
Desde que conocí  a la amiga de mi hermana, me pareció muy linda, hasta me gusto, pero trato de evitarla, tiene 6 años menos que yo, tiene 16; podrían denunciarme por “acoso” si tan solo la hago llorar.
Hoy estuvo en mi casa, pude cruzar miradas con ella; pero más vale que me vaya olvidando, pues conociendo a mi hermana, seguro ya la enamoró; si, Luciana es lesbiana, si eso se preguntaron. Bueno, en verdad no es oficial, pero hace una hora mientras jugábamos en la consola me dijo: “qué harías si te dijese que soy gay”, no le respondí, pero no negaré que me dejo pensando; así que ahora la vigilo más seguido, sobre todo cuando anda con su amiguita.

Luciana
A partir de que vivo aquí (mi nacimiento),  amo y he amado las telenovelas, son tan precisas, hacen volar mi imaginación, y ni que hablar de las mejicanas, ¡qué galanes los galanes!, no hace un par de horas vi un episodio de una serie que narra historias distintas cada día, acerca de un joven que fue abandonado por toda su familia cuando esta descubrió que era gay, me hizo reflexionar mucho sobre como juzgamos a las personas sin conocer la historia que hay detrás de cada uno; pensé tanto en este joven, pues terminó suicidándose, ¿Tanto puede afectar algo a alguien al punto de “eliminarte”?.
Luego mi hermano me  llamó gritando que había descubierto un truco para poder pasar al siguiente nivel en un videojuego; pero a pesar de que habíamos estado días intentando pasar al siguiente nivel, no pude evitar preguntarle algo similar con el tema del joven de la novela, su respuesta fue nula, casi y me ignoró, espero que mi hermano no sea del tipo “homofóbico”, pues imaginen que tenga un hijo así, no lo abandonaría, o sí.
Creo que estoy algo reflexiva. Mejor me pongo al día en mis cursos, falte hoy, anduve con fiebre, por una infección a la garganta.

Cap I :A


A veces ni siquiera sé cómo empezar ciertas cosas, justo como en este momento. Tengo ideas desde hace mucho; pero siempre las decisiones a tomar, son decisiones de todas formas, por lo cual, se mantienen girando bastante tiempo en mi cerebro.
Estoy sentada frente a “la gran  puerta de madera”, justo en el  lugar donde creen que las personas siempre tienen calor,   pero lo que a mí respecta, ya casi me estoy congelando.
Parece que alguien va a abrir la puerta después de mucho tiempo, he estado casi dos horas, esperando a que termine el horario de refrigerio. Y ese aire acondicionado estaba matándome.

-         ¿Srta. Allende; es usted, verdad? – me dijo un joven de mas o menos 30 años mientras me miraba a través de sus gafas.
-         Sí, soy yo – Le respondí con un tono más formal del que suelo utilizar.
-         Adelante, el Maestro la ha estado esperando – respondió.

Me puse de pie,  demostrando mi serenidad y mi educación (aunque no voy a negar que mis piernas temblaban y hacia mil cosas al caminar para que no se notase). Mientras tanto pensaba en lo que el joven me había dicho: “el Maestro la ha estado esperando”, si me ha estado esperando, ¿Por qué no me hizo pasar antes? Y se evitó que “yo lo esperara”, increíble.

Pase a una oficina que más parecía un suite, me invitaron a pasar a una salita donde habían unos cuantos mueble muy confortables; me senté, el olor, ese olor a tela nueva invadió mi nariz casi al instante; a lo lejos una Sonata de Beethoven, “Claro de Luna”, se oía nítidamente; dándome ganas de bajar el volumen por completo; estaba nerviosa, fácilmente me encontraría con personas que no veía hace mucho; y no es que no me guste esa pieza, sino que durante toda mi etapa en ese lugar, me pasé estudiando y memorizando cada obra; el análisis, el contrapunto, la armonía, etc, de cada Sonata de diversos autores; y pensar que entré en esto amando el Rock & Roll, y asistiendo a conciertos en los bares de New York. De toda mi clase, la única que nunca había sentido esa emoción de euforia y desdoblamiento del alma mientras tocaba el instrumento antes del primer concierto era yo (según lo que mis compañeros decían); mi Maestro me decía que no había nacido para la música, pero milagrosamente sacaba la puntuación más alta de la clase; en consiguiente, aunque muchos no toleraban mi aspecto casi “metal” ,y mi look al asistir a la ópera; oficialmente, me avalaba mi record académico.



No hacía más de un ano que regresaba a mi país, y ni bien lo hice, las escuelas e institutos de música se pusieron en contacto conmigo; increíble, la misma gente que quiso sacarme a patadas, me llamaba ahora a dictar clases como titular de sus escuelas. Aun me cuestiono si estaré haciendo lo correcto, al aceptar a la Academia Nacional de Música; aún quería viajar por el mundo subsistiendo de la música, en  cuanto lugar se me cruce en mi camino.

Un hombre mayor de unos 45 años, se aproximó a donde yo estaba.
-         Srta.  Allende, mucho gusto – me dijo mientras ampliaba una extraña pero amable sonrisa.
-         Buenas tardes; recibí su oferta hace una semana, me pareció interesante por eso decidí llamar ayer para separar una cita. –le respondí de manera satisfecha.

Y en unos cuantos minutos de plática, tenía mi mano unida a la suya, en sentido pacto. Empezaría el lunes, firmamos unos documentos  y demás procesos burocráticos. Era oficial, ya no sería más Lot Allende, ahora era la Maestra Carlota Allende; detesto mi nombre, siento que no va conmigo, me hace sentir abuela.
Ahora, mientras salía de allí, me preguntaba ¿Cómo sería mi vida esta vez?, si bien es cierto amo probar cosas nuevas, pero esto, nunca estuvo planeado para mí.